LA VISIÓN DE JOE PARA
ESTADOS UNIDOS

Estados Unidos es una idea.

La gente ve a Joe hablar.

Estados Unidos es una idea. Una idea que se remonta a nuestro principio fundador de que todos somos creados iguales. Es una idea que es más fuerte que cualquier ejército, más grande que cualquier océano, más poderosa que cualquier dictador. Da esperanza a las personas más desesperadas de la Tierra. Inculca en cada persona en este país la creencia de que no importa dónde empiecen en la vida, no hay nada que no puedan lograr si trabajan en ello.

Estamos en una batalla por el alma de nuestro país. Es hora de recordar quiénes somos. Somos estadounidenses: fuertes, resistentes, pero siempre llenos de esperanza. Es hora de tratarnos con dignidad, de construir una clase media que funcione para todos, de luchar contra los increíbles abusos de poder que estamos viendo. Es el momento de unir fuerzas y de recordar que nuestros mejores días aún están por venir.

Es hora de un liderazgo respetado en el escenario mundial y un liderazgo digno internamente. Es tiempo de igualdad de oportunidades, de igualdad de derechos y de igualdad de justicia. Es hora de una economía que recompense a quienes realmente hacen el trabajo. Es hora de que un presidente nos defienda a todos.

Esta es la visión de Joe para Estados Unidos.

Tenemos que reconstruir la columna vertebral del país: la clase media.

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"Este país no fue construido por los banqueros y directores generales de Wall Street, ni por los administradores de fondos de inversión. Fue construido por nuestra clase media".
Joe habla con un grupo de trabajadores.

La clase media no es un número, es un conjunto de valores: poseer su casa, enviar a tus hijos a la universidad, poder ahorrar y salir adelante. En todo el país, demasiadas familias se quedan atrás. El próximo presidente debe entender lo que no hace el actual: en Estados Unidos, no importa dónde empieces en la vida, no debería haber ningún límite a lo que puedes lograr.

Necesitamos reconstruir la clase media y esta vez asegurarnos de que todos, independientemente de su raza, género, religión, orientación sexual o discapacidad, tengan una oportunidad justa.

Restaurar el acuerdo básico para los trabajadores estadounidenses.

La clase media estadounidense construyó este país, sin embargo, actualmente, los directores generales y Wall Street ponen las ganancias por encima de los trabajadores, simple y llanamente. Está mal. En este país solía haber un acuerdo básico de que cuando uno trabaja duro, puede compartir la prosperidad que su trabajo ayuda a crear. Es hora de restaurar la dignidad del trabajo y devolver a los trabajadores el poder de ganar lo que valen.

Garantizar a cada estadounidense las destrezas y la educación que necesitan para salir adelante.

La educación está en el corazón del Sueño Americano y es esencial para que Estados Unidos compita a nivel mundial en las próximas décadas. Los estadounidenses deben tener la oportunidad durante toda su vida de obtener las destrezas y la educación necesarias para desarrollar todo su potencial, comenzando mucho antes de ingresar al jardín de infantes y durante todo el proceso a través de un programa de certificación, capacitación en el trabajo, colegio comunal o un grado de cuatro años. Y todos deberían tener la oportunidad de actualizar sus habilidades tan rápidamente como la economía cambie.

Garantizar que la tranquilidad del seguro de salud sea un derecho, no un privilegio.

Esa es la razón por la que Barack Obama y Joe Biden lucharon tan duramente por la Ley del Cuidado Asequible de la Salud. Debemos defender y basarnos en la Ley del Cuidado Asequible de la Salud para garantizar que cada uno de nuestros vecinos tenga acceso a una atención médica de calidad y asequible. Y debemos utilizar la fuerza de nuestra experiencia y los recursos de nuestra nación para enfrentar nuestros mayores desafíos de salud pública, incluyendo el cáncer, la adicción a los opioides y la salud mental.

Enfrentar el cambio climático y la contaminación para proteger a nuestras comunidades.

El cambio climático amenaza a las comunidades a través del país, desde las ciudades costeras frente a la playa hasta las granjas rurales en la zona central. Debemos impulsar nuestros esfuerzos para enfrentar el cambio climático y garantizar que todos los estadounidenses tengan acceso a agua potable limpia, aire limpio y un entorno libre de contaminantes.

 

Reformar nuestro sistema de justicia penal.

Necesitamos reformar el sistema de justicia penal para priorizar la prevención, eliminar las disparidades raciales en cada etapa, poner fin a nuestro sistema de prisiones modernas de deudores en forma de fianza en efectivo, deshacer las prácticas de sentencia que no están en acorde con el delito y ayudar a asegurar que las personas previamente encarceladas que han cumplido sus condenas puedan participar plenamente en nuestra democracia y economía. Tenemos que tomar medidas para reducir la violencia con armas de fuego y los delitos de odio, fortalecer la histórica Ley de Violencia contra las Mujeres y proteja a todas las comunidades.

Recompensar el trabajo, no solo la riqueza.

La desigualdad económica está desgarrando a nuestro país. Necesitamos leyes laborales más estrictas y un código impositivo que recompense a una clase media que ha sido eliminada durante décadas de crecimiento económico, no sólo a los ricos, quienes han obtenido demasiadas exenciones tributarias durante demasiado tiempo.

Asegurar que nuestros trabajadores y comunidades se beneficien del comercio internacional.

Antes que nada, debemos hacer cumplir las leyes comerciales existentes e invertir en la competitividad de nuestros trabajadores y comunidades aquí en casa para que compitan en igualdad de condiciones. Luego, debemos escribir las reglas del juego para el comercio internacional a través de un proceso moderno e inclusivo: reglas que protejan a nuestros trabajadores, protejan el medio ambiente, defiendan los estándares laborales y los salarios de la clase media, fomenten la innovación y asuman grandes desafíos globales, como la concentración corporativa, la corrupción y el cambio climático. Si no lo hacemos, otros países escribirán las reglas por nosotros.

Gestionar una política de inmigración humanitaria que defienda nuestros valores, fortalezca nuestra economía y proteja nuestra frontera.

No es un secreto que nuestro sistema de inmigración está roto y, durante años, no hemos tenido la voluntad política para solucionarlo. Podemos asegurar nuestra frontera y hacer cumplir nuestras leyes sin hechar a un lado nuestros valores, nuestros principios y nuestra humanidad. Enjaular a seres humanos y arrancar a los niños de sus padres no es la respuesta. Tenemos que abordar las causas fundamentales de la migración que empujan a las personas a abandonar sus hogares y todo lo que conocen para emprender un peligroso viaje con la esperanza de una vida mejor, trabajo que el Vicepresidente Biden dirigió en la Administración Obama-Biden. Al mismo tiempo, nunca debemos olvidar que la inmigración es la razón por la que los Estados Unidos ha podido renovarse y reinventarse constantemente — la inmigración legal es una increíble fuente de fortaleza para nuestro país.

Tenemos que demostrar liderazgo respetado en el escenario mundial.

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"Los Estados Unidos es más fuerte cuando lideramos no solo con el ejemplo de nuestro poder, sino con el poder de nuestro ejemplo”.
Joe habla ante una audiencia internacional.

El mundo enfrenta desafíos ineludibles: un clima rápidamente cambiante, el riesgo de conflictos nucleares, guerras comerciales, una China en ascenso y una Rusia agresiva, millones de refugiados buscando asilo y seguridad, y ataques a los derechos humanos universales y las libertades fundamentales. El próximo presidente debe reparar nuestras relaciones con nuestros aliados y enfrentar a los hombres fuertes y rufianes en el escenario mundial para alentar al mundo a enfrentar estos desafíos. Podemos reclamar nuestra posición de toda la vida como líderes morales y económicos del mundo.

Renovar nuestros valores básicos estadounidenses.

La inclusión, la tolerancia, la diversidad, el respeto a la ley, la libertad de expresión, la libertad de prensa, la libertad de religión; estos valores son la base de nuestra democracia y la fuente de nuestra capacidad para liderar el mundo en colaboración con nuestros aliados. Debemos luchar por nuestros valores aquí en casa y donde quiera que estén bajo ataque.

Comprometernos nuevamente con nuestros aliados.

Ninguno de los grandes desafíos que enfrentemos se puede abordar solos. Si no somos el líder mundial, alguien más lo hará. Debemos reafirmar y reformar las alianzas e instituciones que, desde la Segunda Guerra Mundial, han llevado al mundo a la más grande prosperidad y seguridad de la historia.

Usar el poder militar de forma responsable.

Nuestro ejército es un instrumento de nuestra caja de herramientas, junto con la diplomacia, el poder económico, la educación, la ciencia y la tecnología. Debemos invertir y fortalecer todos los elementos de nuestro poder. Y debemos modernizar nuestras fuerzas armadas para prepararnos para las guerras del mañana, mientras nos aseguramos de solo enviar a las tropas estadounidenses al camino del peligro cuando esté en nuestro interés vital de seguridad nacional.

Tenemos que asegurarnos de que nuestra democracia incluya a todos.

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"O todos decidimos quién dirige y gana el cargo electo, o solo unos pocos lo hacen".
La gente ve a Joe hablar.

Nuestra política está rota y excluye a demasiados estadounidenses. Hasta que reparemos las financiaciones de campaña, los derechos de votación y la creación fraudulenta de escaños políticos, seguirá siendo más polarizada, más fea y más mezquina.

Proteger el derecho al voto.

Votar es el acto más puro, más fundamental, de la ciudadanía. Los esfuerzos para privar de derechos a los votantes elegibles son tan antiestadounidenses ahora como lo fueron durante Jim Crow. Debemos fortalecer nuestra democracia garantizando que el voto de cada estadounidense esté protegido. Tenemos que hacer más fácil, no más difícil, que los estadounidenses ejerzan su derecho al voto, independientemente de su código postal o del color de su piel, y asegurarnos de contar la voz de todos los votantes por igual. Finalmente, debemos proteger nuestras cabinas de votación y las listas de votantes de las potencias extranjeras que buscan socavar nuestra democracia e interferir en nuestras elecciones.

Poner fin al predominio del gran dinero en nuestra democracia.

Los intereses especiales de los ricos, las corporaciones y las influencias extranjeras, están sesgando el proceso de políticas en Washington en su propio favor, al aprovechar la forma en que financiamos las elecciones. Necesitamos crear un sistema de financiamiento público para campañas federales y aprobar una enmienda constitucional para anular Citizens United y así amplificar las voces de cada individuo y garantizar que los funcionarios electos trabajen para la gente. Mientras tanto, el público tiene derecho a saber quién contribuye a qué anuncios e iniciativas de campaña.